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Dado que la pérdida de un ser querido es un acontecimiento tan importante en la vida, no es de extrañar que a menudo tenga un impacto igualmente significativo en la salud mental. Esto puede ser bastante temporal o puede durar más tiempo. Las experiencias más comunes incluyen:
· Sentimientos de confusión y de no poder procesar nueva información como antes.
· Moverse más lento que antes.
· Olvidarse a menudo de cosas, incluso de acontecimientos rutinarios como cuándo sacar la basura.
· Dificultades para concentrarse durante períodos de tiempo razonables que pueden afectar el trabajo o el estudio.
· Descubrir que su mente está dominada por pensamientos sobre los fallecidos y cómo ha cambiado la vida sin ellos.
· Una sensación de desapego de otras personas y situaciones cotidianas, como si la vida avanzara sin ti.
· Sentimientos de ansiedad, que pueden conducir a ataques de pánico.
· Experimentar sueños vívidos o pesadillas, que a menudo incluyen al ser querido, lo que puede hacer que usted se sienta muy intranquilo al despertar.
· Una sensación de que tu mente te está jugando una mala pasada porque sientes que has visto o escuchado a tu ser querido aunque sabes que ha fallecido.
· Si la muerte ocurrió en circunstancias muy traumáticas, es posible incluso desarrollar un trastorno de estrés postraumático.
Muchas personas descubren que estos sentimientos tienden a disminuir después de aproximadamente seis meses. Sin embargo, para otras, el impacto en la salud mental es mucho más grave y podría derivar en depresión clínica. Esto puede presentarse de diversas maneras:
· Falta de interés o incapacidad para participar en la vida cotidiana.
· Una sensación de incapacidad para experimentar felicidad o placer en cosas que solía disfrutar.
· Tristeza persistente o sentimientos de desesperación.
· Alejarse de los contactos sociales.
· Falta de interés en cuidar de sí mismo o de su hogar.
· Incapacidad de pensar positivamente, sensación de vacío y soledad todo el tiempo.
· Experimentar pensamientos oscuros o una obsesión con la muerte y su propia mortalidad.
· En algunos casos, las personas desarrollan un duelo prolongado o complicado en el que sus emociones y pensamientos son mucho más intensos y duraderos.
· También es importante reconocer que el duelo a veces puede ser tan abrumador que a las personas les cuesta encontrar una razón para seguir adelante. Si experimenta sentimientos de desesperación o incluso pensamientos de hacerse daño, debe hablar con alguien sobre sus emociones para encontrar el apoyo que necesita. Su médico de cabecera podrá sugerirle diferentes estrategias, incluidas terapias de conversación y/o medicación.
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